¿La UADY no se toca? Su autonomía está «manoseada»
Dichos y hechos: La verdadera preocupación del rector y de sus directivos es que la reforma establece que se tendría que actualizar la Ley Orgánica de la UADY, la cual está vigente desde 1984. Eso significaría que personal administrativo, trabajadores manuales y estudiantes tendrían la oportunidad de alzar la voz para exigir cambios a dicha normativa para que puedan acceder a más derechos o que le quiten privilegios a las «vacas sagradas».
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 27 de marzo de 2023.- En las últimas horas, profesores, directivos, trabajadores, dirigentes estudiantiles y egresados han inundado las redes sociales la exigencia de “la UADY no se toca”, en referencia a que se oponen a una iniciativa de la bancada del PRI que planteó elevar a rango constitucional la autonomía de esa casa de estudios.
Previa a esa campaña en redes, el rector Carlos Alberto Estrada Pinto, calificó como inaceptable dicha iniciativa presentada en el Congreso del Estado, sin abundar cuáles son sus razones sobre esta negativa.
En los dichos, quienes integran la universidad están defendiendo que no se vulnere la autonomía, pero en los hechos, pareciera que sus directivos están preocupados de que sus privilegios se trastoquen con esa reforma.
Quienes defienden la autonomía se les olvida que las «vacas sagradas» de la UADY son las que se quedan calladas cada vez que los partidos políticos intervienen en la toma de decisiones de actores claves de la casa de estudios y que se metieron hasta la cocina en la más reciente elección del rector.
Si tanto les preocupa la autonomía de nuestra universidad, ¿dónde estaban cuándo los alumnos levantaron en hombros a Mauricio Sahuí Rivero, candidato perdedor del PRI a la gubernatura en el 2018 en un evento a modo organizado por el entonces rector Williams?
¿Por qué se quedan callados cada vez que los partidos, de todos los colores, le inyectan dinero a los estudiantes que compiten en las elecciones para formar parte del Consejo Universitario?
En los hechos, la verdadera preocupación del rector y de sus directivos es que la reforma establece que se tendría que actualizar la Ley Orgánica de la UADY, la cual está vigente desde 1984. Eso significaría que personal administrativo, trabajadores manuales y estudiantes tendrían la oportunidad de alzar la voz para exigir cambios a dicha normativa para que puedan acceder a más derechos o que le quiten privilegios a las vacas sagradas.
Pero bueno, el rector y compañía no deberían tener miedo, porque la Ley General de Educación Superior establece en su artículo 2 que para cualquier modificación legislativa relativa a las universidades, se requiere una consulta amplia e informada a la comunidad universitaria. Es decir, la autonomía de la UADY está garantizada y será la propia UADY la que determinará si se aprueban o no los cambios propuestos en la iniciativa.
Está de más decir que quien sí partidizó esa controversia fue el ausente presidente estatal del PRI, Francisco Torres Rivas, quien en un comunicado de prensa salió a defender la autonomía de la UADY y hasta amagó con regañar a los diputados locales priístas, pero se quedó callado ante la humillante vulneración de la casa de estudios cuando su amigo Sahuí fue venerado como rey.
En fin, sólo hay que recordarle al rector Estrada y a las vacas sagradas de que el Congreso del Estado sí está facultado para legislar asuntos de la UADY por una sencilla razón: Se utilizan recursos públicos de nuestros impuestos para su operación y pago de sus onerosos sueldos.
Por todo lo anterior, está de más decir que la UADY no se toca, cuando todos sabemos que su autonomía está manoseada por los partidos políticos desde hace tiempo.