Más allá del #25N: La crisis de violencia feminicida no se resuelve
La lucha feminista, las causas de las mujeres y las niñas, y la prevención oportuna de las violencias no son botín político, no están a la venta.
Por Andrea Tamayo Cáceres #ATACAConIdeas
Mérida, Yucatán, 30 de noviembre de 2022.- Otro #25N pasó y se fue entre las cifras de violencia hacia la mujer que aumentan mes a mes en Yucatán y todo México.
La marcha del pasado viernes en la ciudad de Mérida estuvo conformada por aproximadamente 150 asistentes, un número muy inferior a la marcha del 8 de marzo pasado y, honestamente, me causa curiosidad y también me intriga conocer el porqué de este fenómeno social entre nosotras las mujeres. ¿A qué se deberá que, año con año, la marcha en la que visibilizamos y reclamamos una vida libre de violencias no sea tan masiva como aquella en la que representa un “orgullo” ser mujer?
Y lo pongo entre comillas porque, si bien es un motivo más por el que se puede salir a las calles, el 8 de marzo es la suma del reclamo y el júbilo de todas las mujeres y niñas; una manifestación pacífica en la que, sin importar nuestras ideologías o luchas personales, salimos a apropiarnos por un rato del Paseo de Montejo.
No obstante, llama la atención los motivos individuales y colectivos para no mostrar esa misma fuerza en noviembre; ¿será acaso que aún nos avergüenza decir que hemos sido víctimas de violencia? O tal vez, ni siquiera lo sabemos y damos por sentado que ciertas vivencias en nuestras relaciones personales, profesionales, o del día a día son “normales” y debiéramos tolerarlas “por ser mujeres”.
Y es que los estereotipos de género con las que nos han educado desde niñas no son fáciles de romper, pues primero hay que tener ese “despertar” de conciencia para cuestionarnos prácticamente todo aquello que nos dijeron que no “era propio de señoritas” para poder tomar acción y empezar a realizar un cambio que combata lo que generación tras generación se ha inculcado; el “manualito” de cómo ser una buena mujer.
En un país como México, en el que la cultura del machismo está latente, representada y normalizada, 11 mujeres son víctimas de feminicidio día con día, aunque los medios de comunicación y las fiscalías no lo señalen de dicha forma.
En este 2022 se han abierto más carpetas de investigación por casos de violencia de género que sentencias condenatorias a victimarios; sin embargo, desde Palacio Nacional se señala que las cifras de feminicidios van a la baja y – aunque sea cierto – se desvaloriza que el asesinato de una mujer o niña es lo más grave que hay en el violentómetro, pero que hay otros tipos de violencia que también lastiman y matan lentamente todos los días de a poco conocidas como “violencias feminicidas”.
Tan solo en Mérida, de acuerdo con cifras del Instituto Municipal de la Mujer del Ayuntamiento, se estima la atención a mil 400 mujeres por violencia de género, de las que solo el 30 por ciento decide interponer una denuncia, sin contar a las mujeres y niñas que son atendidas también todos los días por colectivas y asociaciones civiles por violencia física, sexual, psicológica, económica, vicaria o digital, por mencionar algunas.
Las cifras arrojadas por la Secretaría Federal de Seguridad y Protección Ciudadana en una “mañanera” de noviembre fueron muy ambiguas y turbias, comparadas con los registros que el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio ha presentado de 80 feminicidios registrados en el país hasta octubre del presente año, lo que marca una tendencia al alza, en especial en el último cuatrimestre.
Y es que sí, los feminicidios son de alto impacto para la sociedad, para el “status quo” a preservar de que todo está bien en Mérida, Yucatán y México, por supuesto, no son la mejor carta de presentación de un gobierno – sea cual sea – para ganar la simpatía de la ciudadanía votante y, en esta carrera larga y muy anticipada llamada “elecciones 2024” todo suma, todo resta.
En el caso particular de Yucatán, si bien ha habido avances legislativos significativos en la presente legislatura que están sumando a mejorar las condiciones de vida de las mujeres y niñas en el estado, no basta si al momento de actuar por parte de las autoridades no hay conocimiento o no se aplica la perspectiva de género y el respeto a los derechos humanos, anteponiendo la revictimización, la moral o las creencias personales por encima del buen ejercicio del servicio público y la impartición de justicia.
Considero que – desafortunadamente – el gobierno municipal y el estatal no avanzan oportunamente en la difusión de la información esencial para la identificación de las violencias de forma preventiva, pues concentran sus campañas para la erradicación de violencias en el marco de efemérides simbólicas como el 25 de noviembre; sin embargo, no conectan con las colectivas y asociaciones civiles que podrían fungir como difusoras de los mensajes para llegar a mayor población, pero sí aprovechan lanzar a personalidades que colaboran con el Instituto Municipal de la Mujer del Ayuntamiento y la Secretaría de las Mujeres de Yucatán (Semujeres) como abanderadas de las causas, dejando entrever más un “marketing feminista” e institucionalizado, que una verdadera campaña que ataque a la problemática de fondo y no de mera simulación.
Es triste aceptar que no se augura en el futuro inmediato del país una solución que resuelva a profundidad la crisis de violencias feminicidas por las que estamos atravesando debido al constante estado de negación que se vive desde el Ejecutivo federal, la falta de recursos para la atención oportuna o el recorte presupuestal y, si bien en Yucatán ya se anunció que se van a destinar mayores partidas para “atender las causas de las mujeres” faltará ver si será real o vendrá más simulación como ocurrió en el Proyecto de Presupuesto federal 2023 en el rubro de igualdad y atención a la violencia de género.
La lucha feminista, las causas de las mujeres y las niñas, y la prevención oportuna de las violencias no son botín político, no están a la venta. Guardo la esperanza de que para el 2023 las autoridades de los tres niveles de gobierno “se pongan las pilas” y realicen jornadas periódicas en conjunto con la ciudadanía para mejorar los resultados que hay actualmente, que haya rendición de cuentas claras, transparencia, participación y amplia difusión de número reales, de casos reales de mujeres y niñas en la publicidad que impacte y conecte con la sociedad.
Reitero, todos los días se debe hacer lucha, alzar la voz contra la violencia de género y aportar desde nuestras diversas trincheras para que las mujeres y niñas mexicanas tengamos una vida íntegra, con libertad, dignidad, igualdad y justicia.