La mentira de Kekén en Kinchil
Tras el descubrimiento de una laguna de aguas negras, surgen dudas sobre los biodigestores y el drenaje hermético de sus granjas.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 13 de enero de 2019.- Cuando Kekén anunció la construcción de las primeras dos granjas de cerdos en Kinchil, aseveró que contaban con la tecnología suficiente para evitar contaminar la zona. Sin embargo, el descubrimiento de una laguna de aguas negras en la selva de ese municipio pone en evidencia que no se está cumpliendo con la promesa de cuidar el entorno.
En el evento de inauguración de esas plantas en mayo de 2015, el director General de la compañía porcícola, Claudio Freixes Catalán, declaró que tenían sistemas de ambiente controlado así como drenaje hermético que captura aguas residuales.
El empresario también expuso ante el entonces gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, que las instalaciones estaban equipadas con un biodigestor para el tratamiento de líquidos industriales.
Si Kekén está utilizando esa infraestructura en Kinchil, ¿por qué se formó una especie de laguna de aguas negras en los terrenos ejidales? Se trata de una acumulación de orines y excrementos de los puercos que son expulsados por medio de 200 pivotes de ese complejo.
El alcalde de la demarcación, Valentín Pech Dzib, asegura que esta localidad se encuentra a cuatro metros sobre el nivel del mar, por eso la tierra no puede absorber tan fácilmente los fluidos y provoca la formación de la laguna de contaminación de olor fétido y penetrante.
Cuando la firma abrió las primeras dos plantas en ese sitio del poniente de Yucatán, informó que tendrían la capacidad para producir 360 mil lechones; pero cuando las cuatro granjas estuvieran completas en 2016, llegaría a las 90 mil toneladas anuales.
Actualmente, se sabe que, efectivamente, todas esas naves porcícolas están operando a su máxima capacidad, con miles de marranas parideras. Es decir, ahí nacen las crías que se engordan para las mercancías alimenticias que posteriormente comercializa.
Por lo pronto, tras darse a conocer este escándalo, la Secretaría de Desarrollo Sustentable del Gobierno de Yucatán sostuvo que inspeccionará la laguna de aguas negras que emanan de los pivotes de riego. No obstante, no detalló si en el pasado constató que sus biodigestores y el drenaje hermético funcionaran adecuadamente.
La titular de la dependencia, Sayda Rodríguez Gómez, no precisó cuándo realizarán la visita, pero con respecto al hallazgo declaró que “no todo se puede probar con la vista”. Recalcó que se necesitan pruebas de laboratorio para constatar si se trata o no de contaminación.
En septiembre de 2017, Kekén recibió el Premio Nacional de Exportación (PNE) en la categoría “Empresas exportadoras grandes agropecuarias”, que otorga de manera anual el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce). En esa ocasión, Zapata Bello felicitó a la firma y aseguró que “de manera constante ha apostado por la innovación, la ejecución de las mejores prácticas fitosanitarias en el sector agroindustrial, el seguimiento de normas y la alineación a estándares de calidad de mayor competencia internacional”.
Y es que se trata del primer exportador de carne de cerdo en México, pues envía cientos de toneladas a países como Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y Japón. Para expandir su negocio internacional, recientemente invirtió 200 millones de dólares en Yucatán, específicamente en la ampliación de su procesadora en Sahé, Tixpéual, así como una granja de alta genética en Xaya, Tekax, y la planta de alimentos balanceados “San Antonio”, en el corredor industrial de Hunucmá.
Por estas razones, se convirtió prácticamente en una de las compañías “consentidas” de la pasada administración estatal. De hecho, Zapata Bello llegó a resaltar en sus discursos “la visión de negocios y de respeto al medio ambiente de estos inversionistas, que de nueva cuenta le apuestan a la entidad en su ruta de crecimiento”.
No se trata del primer escándalo de este tipo en que se involucra a Kekén. Este consorcio no sólo era el encargado de surtir de miles de cerdos a la megagranja de Producción Alimentaria Porcícola (PAPO) en Homún, sino que decidió intervenir en el juicio que éste enfrenta para alagar el proceso cuando se dictó su suspensión.
En octubre pasado, manifestó por escrito en el Juzgado Cuarto de Distrito ser dueña de los animales, por lo que requeriría de tres semanas para sacarlos con los cuidados necesarios para evitar que mueran. Sin embargo, pasó el tiempo y tampoco acató dichas medidas hasta que la jueza Miriam Cámara Patrón estableció un ultimátum a finales de noviembre.
Las y los pobladores de Kinchil se están organizando para defender su entorno e incluso conformaron el Consejo Maya Poniente “Chikin Há”, al cual ya se han sumado mujeres y hombres del campo, guías de turistas y personas dedicadas a la apicultura de Celestún y Sisal (Hunucmá), para frenar la contaminación. Confían en que no sea demasiado tarde para evitar mayores daños, como lo están consiguiendo en Homún.
Surgen más dudas
Este domingo, la empresa Kekén envió un comunicado de prensa asegurando que el jueves 10 de enero personal de la Secretaría de Desarrollo Sustentable visitó la mencionada granja, ubicada cerca del kilometro 63.5 de la carretera Mérida- Celestún, en donde supuestamente “constató que las aguas residuales emitidas son enviadas a una planta de tratamiento”.
Sin embargo, esta aseveración contradice a lo declarado por la secretaria Rodríguez Gómez, quien apenas el viernes pasado señaló que aún no realizaban la inspección, pero que sí lo harían pronto.
Según la empresa, su planta cuenta con la más alta tecnología para separar los sólidos, clarificar y desinfectar el agua. Agregó que una vez desinfectada, la envían al área de riego, la cual cuenta con una extensión aproximada de 78 hectáreas.
Kekén incluso indicó que junto con la Secretaría visitaron esa zona en donde se encontró el cuerpo de acumulación de agua, pero que el líquido “no coincide con lo proveniente del sistema de tratamiento de aguas residuales de la granja”. ¿Entonces de dónde salió esa laguna si actualmente Yucatán no se encuentra en temporada de lluvias?
Por cierto, a pesar de las acusaciones de pobladores y de evidencias periodísticas de diferentes medios de comunicación, la compañía negó que haya mal olor en ese cuerpo de agua.
Llamó la atención que la empresa no envió fotografías ni videos para constatar la supuesta inspección de la dependencia.