Un día sin nosotras: La iniciativa que golpea al sistema capitalista
En un país en el que cada día asesinan a 10 mujeres y muchas otras sufren violencia en cualquiera de sus formas, esta protesta simula lo que ocurriría si una mañana absolutamente dejáramos de existir; sin embargo, hay que mencionar que no todas las mujeres y niñas pueden parar.
Por Andrea Tamayo Cáceres #ATACAConIdeas
En un país en el que cada día asesinan a 10 mujeres y muchas otras sufren violencia en cualquiera de sus formas, “Un día sin nosotras” simula lo que ocurriría si una mañana absolutamente dejáramos de existir; sin embargo, hay que mencionar que no todas las mujeres y niñas pueden parar.
Imagina un México distópico en el que, un día de la nada, todas las mujeres desaparecieran del país sin explicación aparente. Sin saber si están bien o enfermas, si una noche antes llegaron a casa o si en el camino a su domicilio fueron asesinadas. Un día en el que no haya una sola niña en la escuela, en el que las trabajadoras se ausenten de su empleo y los lugares de trabajo se queden sin más de la mitad de su fuerza laboral. Incluso imagina que aquellas que están en casa cocinando, lavando la ropa, cuidando de las infancias o de adultos mayores dejaran de estar presentes y nadie más se hiciera cargo de esas tareas…
Bueno, ese día puede hacerse realidad si todas las mujeres y niñas – o la mayoría – nos organizamos para hacer un paro nacional el 9 de marzo conocido como “Un día sin nosotras” o “Un día sin mujeres” como una forma de protesta en la que se visibilice lo que para muchos aún es invisible. Una manera de hacer comprender el impacto que tiene en este sistema capitalista que el 51 por ciento de su población se detenga totalmente de sus actividades por un plazo de 24 horas.
La idea de este movimiento social de “inmovilización” de toda persona que se identifique bajo el género femenino en México surge en el año 2017 por una colectiva feminista de Veracruz que mediante la convocatoria emitida por las redes sociales se expandió velozmente y así, se sumaron al paro escuelas, universidades, empresas, instituciones públicas, artistas, académicas, políticas y sinnúmero de mujeres alrededor de todo el país que, hartas de la desvalorización, los feminicidios, los delitos sin resolver, la violencia machista, la inseguridad, la desigualdad y, en general, la falta de justicia.
Decidieron, hace tres años, sumarse a un día en el que no saliéramos de casa, ni a comprar, faltar a toda nuestra rutina y un día después notar el gran impacto de nuestra ausencia reflejado en pérdidas económicas, que de acuerdo con diversas cámaras empresariales, se estimaron en 40 mil millones de pesos.
Es importante resaltar que los paros de mujeres han sido a lo largo de la historia una forma de protestar ante las opresiones y desigualdades que les aquejaban desde comienzos del siglo XX. Tal fue el caso del primero registrado un 8 de marzo de 1911 cuando en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza se conmemoró por primera vez el “Día de la Mujer Trabajadora”, por ello, ese mismo día, año tras año surgieron protestas que fueron replicándose en el mundo hasta que en 1975 la ONU lo institucionalizó y lo declaró el “Día de la Mujer” para contribuir a la concientización del desarrollo pleno del sector femenino en todos los ámbitos.
No obstante, considero relevante destacar que las condiciones laborales actuales del continente europeo no se parecen en casi nada a las que se viven en México y América Latina en pleno 2022, lo que refleja que “las naciones unidas” no lo están tanto y que las mujeres que habitamos países en desarrollo tenemos muchos retos a vencer ante un sistema capitalista aplastante.
Profundizar en la intención del paro es necesario. En un país en el que cada día asesinan a 10 mujeres y muchas otras sufren violencia en cualquiera de sus formas, “Un día sin nosotras” simula lo que ocurriría si una mañana absolutamente dejáramos de existir; sin embargo, hay que mencionar que no todas las mujeres y niñas pueden parar.
Precisamente, la iniciativa deviene de países desarrollados en donde una mujer puede no trabajar un día y no morir de hambre, pero en México en donde los niveles de pobreza y pobreza extrema son alarmantes, sería muy injusto y contribuiríamos también a la desigualdad si exigiéramos a absolutamente todas que por un día de su vida no hagan nada.
Porque hay mujeres en este país que son el sostén de su hogar, que depende que salgan a la calle a trabajar para que sus hijos coman ese día. Porque las que son comerciantes o están en la informalidad no desean perder un día de ingresos o aquellas que son cuidadoras primarias de alguien no pueden dejar de ejercer sus labores de cuidados.
En fin, ejemplos hay tantos como casos reales de mujeres y niñas que no se pueden dar el lujo de protestar en contra de un capitalismo porque si lo hacen, el se revela contra ellas y les refleja pérdidas que al Estado pueden no significarle nada, pero a ellas les significa mucho en su bolsillo y en su hogar.
Sororidad también es empatía. Es respetar, visibilizar y apoyar a quienes paren este miércoles en señal de protesta contra un Estado mexicano que ejerce violencia sistémica, contra el sector privado que no otorga salarios igualitarios y justos, así como toda la violencia machista que se vive en los lugares menos pensados y que nos atraviesan al restarnos seguridad hasta arrebatarnos la propia vida; sin embargo, también es reconocer todos los privilegios que se tienen para tomarse un día de “inexistencia” y que habrá muchas que no podrán hacerlo, aunque lo deseen.
Pares o no este 9 de marzo, amiga lectora, importa que hagas lo que para ti sea mejor, que las acciones contribuyan a tu crecimiento y desarrollo. Que cuando te sientas lista alces la voz en contra de las violencias que te atraviesan en los espacios que frecuentas y que sepas que la protesta o manifestación se vive de muchas formas sintiéndote digna y sin miedo, como el mayor acto de rebeldía.
Repito, sororidad es empatía…