La seguridad y la justicia tienen símbolo de pesos en Yucatán
Nuestra entidad está tambaleando en materia de seguridad, justicia, derechos humanos y en perspectiva de género. A la gran mesa de la presente administración estatal le faltan las cuatro patas.
Por Andrea Tamayo Cáceres #ATACAConIdeas
Mérida, Yucatán, 9 de febrero de 2022.- Se presume como el estado más seguro del país, como aquél en donde “no pasa nada” y, si bien es seguro comparado con otros del centro y norte de México, Yucatán se está tambaleando en materia de seguridad, justicia, derechos humanos y en perspectiva de género. A la gran mesa de la presente administración estatal le faltan las cuatro patas.
La problemática más grande que se vive en 105 municipios es que se cree en la supremacía de la “ciudad blanca” y, hay que decirlo: Mérida, no es Yucatán. En la capital se encuentra el monopolio de instituciones, bienes y servicios; y el mal llamado “interior del estado” vive en rezago de un gran número de servicios públicos o, si los hay, no son de calidad.
No, en Yucatán no se puede decir que “trabajamos como uno solo”, porque existen cuatro realidades socioeconómicas que demuestran que vivimos en una tierra de desigualdad, en dónde los recursos se concentran en unas cuantas manos, en unas poquísimas familias que, prácticamente, son las dueñas de todo.
Luego está la clase media trabajadora, que las cuentas no le cuadran al fin de mes porque tener un “empleo formal” en el sureste del país es sinónimo de sueldos bajos, horas extras mal pagadas y muchas irregularidades que no respetan a la Ley Federal del Trabajo y ya ni se diga a la de los trabajadores del Estado.
Y están las últimas dos, la de la pobreza y la pobreza extrema. Una realidad más cruda que la otra, en dónde carecen los alimentos, no existen los servicios de salud, no hay vivienda digna, el agua potable es una fantasía, e incluso, el reconocimiento de su existencia en este “estado de ensueño” se reduce a cifras en un informe de gobierno en el que, con la falta de empatía que caracteriza a la élite yucateca, sin mayor prudencia se afirmó que el número de personas en condiciones de pobreza extrema aumentó pero nadie se atreve a revelar los verdaderos por qués.
“Yucatán seguro” … ¿para quién? Porque si eres pobre, mujer, persona de la diversidad sexual o de otro estado, cómo que no lo es tanto. Si, es seguramente selectivo, de eso ya no me queda duda.
La seguridad yucateca ya está cansada. Lleva tantos años vigilante que como buena cazadora “ya se le van las liebres”, y aunque ha manifestado al poder estatal su deseo de retiro, simplemente no se cede ante el reclamo de descanso.
Y así, la corrupción y la impunidad andan sueltas en las calles cometiendo delitos, violencia en todas sus formas y la justicia es una palabra que se mueve con dinero ante una Fiscalía General del Estado llena de funcionarios públicos que se dejan sobornar para que las carpetas de investigación se pierdan o simplemente los casos no avancen.
Y ante la falta de justicia, a las mujeres y niñas de la “tierra del Mayab” nos importa poco que ya haya en los 106 municipios los Centros Municipales de Atención a la Violencia contra las Mujeres porque ¿de qué sirve presumir un logro de tipo administrativo e institucional si cuando acudimos por apoyo o a denunciar a las instituciones públicas que hemos sido víctimas de violencia se nos revictimiza o no se nos atiende sin perspectiva de género?
Ya ni decir que el organismo público autónomo que debe promover, respetar, proteger, hacer valer y garantizar los derechos humanos desde el aspecto no jurídico en Yucatán, que tiene como principal atribución recibir quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos por actos u omisiones de cualquier naturaleza imputables a cualquier autoridad o servidor público.
De autónomo solo tiene el nombre y está sobrepasado para atender y resolver las múltiples violaciones a los derechos humanos que día con día padecen a manos de autoridades y servidores públicos, ¡ah, pero qué bien se le da la intimidación a las personas activistas defensoras de los derechos humanos que les señalan sus deficiencias!
Sí, vivimos en el estado en el que la seguridad, la justicia y los derechos humanos tienen símbolo de pesos, su acceso está condicionado. Pero bueno, todo en esta vida tiene un precio y, sin duda, proyectarse como “el mejor Yucatán de todos los tiempos” a nivel nacional y estar bendecido por la figura presidencial tiene sus beneficios, claro, solo si eres parte del pequeñísimo grupo de privilegios. (Ilustración de iStock)