Se acaba el año, pero continúa la incertidumbre económica
Cada día se observa que hay más pobreza disfrazada de “clase media” y la economía está siendo volátil. Cada día los precios aumentan más y, aunque los salarios o las becas gubernamentales aumenten, la inflación también continuará.
Por Andrea Tamayo Cáceres/ATACA con ideas.
Mérida, Yucatán, 29 de diciembre de 2021.- En un suspiro desesperado de anhelo de paz y prosperidad, se nos va entre las manos 365 días que concluyen un año 2021 que ha sido una montaña rusa para muchas personas en México, lamentablemente algunos vagones solo descendieron y otros muy contados se mantuvieron en la cima, pero la gran mayoría sufrió turbulencias zigzagueantes que se replican en estos últimos días ante la llegada de la famosa “cuesta de enero”.
La desigualdad que se vive en el país es palpable en todos los ámbitos de competencia, no obstante, siempre habrá factores medibles que demuestran que nos estamos convirtiendo en un México de dos clases socioeconómicas: pobres y ricos.
La pobreza es un fenómeno multidimensional que, entre tantas maneras de medirla, destaca el acceso a los bienes y servicios básicos; sin embargo, opino que se debería considerar también la calidad y qué tan retador o sencillo resulta para las personas adquirirlos.
Cada día se observa que hay más pobreza disfrazada de “clase media”, y para nada lo digo de forma despectiva, sino para afrontar la realidad que vivimos como mexicanas y mexicanos, pues tan solo en dos años, de acuerdo con cifras del INEGI, 6.2 millones de personas dejaron de ser clase media debido a la pérdida de empleos o cierre de micro-pequeños negocios a consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Y es que México lleva años debatiéndose de si es o no un país clasemediero, pero con una población aproximada del 62 por ciento en la clase baja y menos del 1 por ciento perteneciente a la clase alta, las deducciones son bastante obvias.
Hoy en día, estamos atravesando la peor crisis de inflación económica desde hace 20 años y no pretendo señalar responsables o decir que el slogan de campaña de que “estaríamos mejor con ya saben quién” no se está cumpliendo, porque la realidad es que estamos ante una problemática mundial causada como efecto colateral de la pandemia en la que los alimentos se han encarecido, los servicios básicos de vivienda (en especial la luz eléctrica) siguen aumentando y la penosa situación de movilidad que, al menos en ciudades grandes como ya es Mérida y Ciudad de México, obligan a las personas a usar las plataformas de transporte privado que en estas épocas decembrinas tienen costos ridículamente altos y que, sin duda, también repercute en la economía individual y de familia.
Hay que decirlo, en este país tener un empleo formal es, prácticamente, un privilegio – incluso si el sueldo no es el que se desea – aunque la realidad es que son poco más de 31.4 millones de personas que se dedican al empleo informal o autoempleo y que sus ingresos mensuales son variables, sin prestaciones y meramente producto de la oferta y demanda del mercado, ya ni se diga del esfuerzo que cada quien le ponga, porque la cultura del “echaleganismo” es muy injusta.
Una persona puede “echarle” todo el esfuerzo y corazón a lo que sea que se dedique, pero el comercio de por sí es muy variable y, reitero, en una época de crisis económica como la que atravesamos se priorizan las necesidades básicas por encima de los “gustitos” o de aquello que en el hogar no es tan necesario y puede esperar.
Afrontar la realidad económica personal es más dura para algunas que para otras, porque hay quienes podrán modificar sus patrones de consumo, tomar conciencia en qué gastan el dinero y ordenar sus prioridades para aspirar a mejorar sus finanzas para el año 2022, pero un 62 por ciento de la población mexicana – con la garantía de que para el cierre del año próximo aumentará dicho porcentaje – deberá de restar algún servicio o ciertos alimentos de su mesa para sostener a su familia y hogar.
No se trata de ser fatalista, pero estamos ante una crisis de salubridad que no cede, sumado a que las expectativas económicas globales asumen que habrá estabilidad a mitad de año, siempre y cuando no haya nuevas olas de contagio o problemáticas en las cadenas de suministros de bienes básicos como alimentos.
Sí, la incertidumbre está presente, la economía está siendo volátil y cada día los precios aumentan más y, aunque los salarios o las becas gubernamentales aumenten, la inflación también continuará.
Y entre todo lo que es incierto, estamos aquí y ahora con vida y con salud, y en este mundo capitalista en el que todo se mide en pesos y centavos, habrá algunas cosas que no nos podrán quitar: la autonomía, la libertad y el espíritu demasiado mexicano como para renunciar. (Ilustración de iStock)