La discapacidad no nos limita; la discriminación, sí
Roberto Cámara sostuvo que las personas con discapacidad también son productivas e independientes, únicamente requieren de la infraestructura adecuada y que se apliquen correctamente las políticas públicas.
Por Herbeth Escalante
Progreso, Yucatán, 3 de diciembre 2021.-Roberto Cámara Ruiz tiene 32 años de edad, es un hombre productivo, independiente, estudió diseño gráfico y, como cualquier persona, hace planes para salir con sus amistades y familia. Su discapacidad motriz no es impedimento para vivir con normalidad, el problema radica en la falta de sensibilidad en la sociedad, infraestructura y políticas públicas que permitan que se desarrolle plenamente.
“Mucha gente nos ve como objeto de lástima, tal y como lo promueve el Teletón para recaudar dinero. Persiste la idea de que somos personas que necesitamos cuidados todo el tiempo, que no tenemos otra vida que no sea dar lástima o que somos un ejemplo de vida, y eso no es cierto”, declaró.
En entrevista para Haz Ruido, señaló que pueden ser personas productivas e independientes como cualquiera, únicamente requieren de la infraestructura adecuada en los espacios públicos y privados.
“Somos personas en situación de discapacidad, pero la discapacidad en sí no es una limitante, más bien el entorno y la discriminación en el que vivimos nos delimita”, explicó.
La discapacidad de Roberto es adquirida. A los 19 años de edad sufrió una lesión medular en un accidente vehicular y desde entonces no puede caminar. Indicó que, como él, cualquiera puede presentar una discapacidad, ya sea temporal o para siempre, de ahí la importancia de contar con las mejores condiciones para todas y todos.
“Por eso es necesaria la sensibilización de la sociedad, desde el simple hecho de respetar los cajones de estacionamiento hasta la forma en cómo referirse a nosotros, ya que lamentablemente hay quienes utilizan palabras como ‘inválido’ o que somos ‘personas con discapacidades diferentes’. Lamentablemente existe la idea preconcebida de que la discapacidad es un castigo, como en las telenovelas, en las que lo peor que le puede pasar a un personaje es terminar en silla de ruedas”, abundó.
Dijo que también se requiere que tanto los gobiernos como las empresas privadas cuenten con la infraestructura óptima, pues constantemente se enfrentan a situaciones discriminatorias, como el hecho de no contar con una rampa, un baño adecuado o un estacionamiento funcional.
La falta de políticas públicas para este sector se refleja en la cotidianidad, por ejemplo, en la construcción de aceras angostas en donde no pueden pasar las sillas de ruedas, o éstas son tan peligrosas que provocan accidentes. Ni qué decir de las rampas mal hechas o sin la inclinación correcta.
De igual forma, abundó Roberto, no le dan el estricto seguimiento a la construcción de locales nuevos que no cumplen con los Reglamentos y que, como resultado, se vuelven en sitios que no son accesibles para las personas con discapacidad.
“Y toda esta situación me genera estrés. Cuando hago planes para salir, siento la incertidumbre de si el lugar cuenta con rampas, elevador o espacios adecuados. Y luego, al llegar, siento frustración cuando me encuentro con la discriminación, el rechazo hacia mí, el sentimiento de que no soy bien recibido porque no cuentan con la infraestructura que necesito”, señaló.
Roberto se considera un hombre con privilegios, no sólo porque pudo estudiar una licenciatura o por tener trabajo, sino porque cuenta con un automóvil que le permite trasladarse a ciertos lugares. Pero no todas las personas con discapacidad tienen las mismas oportunidades y se topan con una situación de vulnerabilidad, ya que ni el transporte público ni las aceras de las calles son las adecuadas para su movilidad segura.
Por tal razón, insistió, es tiempo de que los gobiernos cumplan con los convenios y tratados internacionales que México ha firmado a favor de este sector, con la finalidad de que logren integrarse a la sociedad de forma correcta. Se requieren avanzar más rápido, ya que únicamente se han dado pasos muy pequeños
Pero sobre todo, impulsar educación y sensibilización para todas y todas para garantizar que las personas con discapacidad sean respetadas. Sólo así se conseguirá que se cumplan con los requerimientos que permitan su independencia.
“No somos personas inútiles que todo el tiempo necesitan ayuda o caridad, lo que requerimos es que se cumplan las normas, las leyes y las políticas públicas establecidas para nosotros”, finalizó.