No somos terroristas: recalcan musulmanes desde Yucatán
Además de los prejuicios, se enfrentan a un doble rechazo de la sociedad yucateca: el que tiene que ver con la religión católica, y el de las costumbres culturales de las personas que no acepta la “invasión” de los que vienen de afuera.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 5 de septiembre de 2021.- La noticia de que los talibanes se apoderaron de Afganistán y amenazan al pueblo y a las mujeres con actos violentos, no sólo entristeció a la comunidad de musulmanes que vive en Mérida, sino que se reforzaron los prejuicios de que todos los que profesan el Islam son terroristas y que restringen derechos.
El misionero de la Comunidad Ahmadía en Mérida e Imán de esa religión en la Península de Yucatán, Azhar Goraya, reconoció que esa falsa idea de que los musulmanes son personas violentas y que practican la guerra, influye en que sean discriminados.
“Nosotros somos una corriente del Islam, los musulmanes que creemos que regresó el mesías prometido, Mirza Ghulam Ahmad, y que él es la segunda venida de Cristo. Somos una religión de paz, nuestro lema es ‘amor para todos, odio para nadie”, declaró.
El líder religioso, quien nació en Canadá y es de padres originarios de Paquistán, llegó aproximadamente hace ocho años a Yucatán. Al terminar sus estudios, la Comunidad lo envió de misionero a nuestro país para llevar el mensaje del profeta.
Por tal razón, lamentó que siempre que ocurren actos terroristas o episodios violentos como los promovidos por los talibanes en Afganistán, se les atribuye a la religión del Islam, como si la culpa fuera de los más de mil millones de musulmanes que existen en el mundo.
Para empezar, explicó, los talibanes no son una corriente religiosa, más bien son un grupo relativamente pequeño que, con base a una mala interpretación del Corán y de sus leyes tribales, ejercen acciones de violencia para fines políticos.
“Esto nos causa mucha tristeza, porque los grupos extremistas están controlando la narrativa alrededor del Islam y eso, en gran medida es culpa de los medios de comunicación”, sostuvo Azhar Goraya.
Es por eso que, desde Yucatán, el misionero mandó el mensaje de que quitarle derechos a las mujeres y matar inocentes no tiene nada qué ver con las enseñanzas islámicas. Sin duda, cambiar todas esa percepciones es muy complicado, por lo que insiste en pregonar que son pacifistas, para que la gente ya deje de tenerles miedo.
Aunado a esto, se enfrentan a una doble rechazo de la sociedad yucateca: el que tiene que ver con la religión católica, y el de las costumbres culturales de las personas que no acepta la “invasión” de los musulmanes que vienen de afuera.
“Pero en lo general, la gente es muy amable, platica con nosotros, nos escuchan y saludan. No hay violencia , pero es difícil iniciar una conversación sobre religión, sobre todo por los estereotipos de que somos terroristas o árabes”, agregó.
Por su parte, Airam Martínez Pozos, quien se encarga del grupo de mujeres “Lajna Imailah” de dicha Comunidad, manifestó que todas están tristes e indignadas de cómo son tratadas las pobladoras de Afganistán por parte de los talibanes, pues no sólo les cortaron sus derechos, sino que están en peligro de ser asesinadas.
La musulmana convertida, originaria del puerto de Progreso, criticó que ese grupo esté haciendo tanto daño a la gente en el nombre de la religión, ya que en realidad el Corán no violenta a las mujeres.
“Nosotros tenemos derechos y libertades en Ahmadía, no somos violentadas”, recalcó la joven, quien junto con otras musulmanas de la agrupación realizan diversas actividades a favor de las personas en vulnerabilidad, como cocinar y llevar alimento a familiares de pacientes que estén ingresados en el hospital.
Por último, el Imán Azhar Goraya indicó que basta voltear la mirada a países como Turquía, Paquistán o Indonesia, en donde existen millones de musulmanes, para constatar que no se reportan actos terroristas. No se vale, enfatizó, usar parte de las enseñanzas del Islam para justificar acciones violentas.
Además, dijo, es necesario ir derribando los casos de discriminación que sufren, pues para los musulmanes es difícil conseguir trabajo en Yucatán. Para empezar, porque muchos jefes no les permitan orar cinco veces al día.
“Nos pintan con el mismo color que el de los talibanes y eso no es correcto. Pero nosotros siempre tenemos las puertas abiertas de las mezquitas al mediodía, así como el viernes, que es nuestro día sagrado”, explicó.