Sofía necesita un implante para escuchar; junta dinero vendiendo camas para perritos
Su madre Graciela la ayuda con las clases en línea, así como en la costura y venta de las camitas para adquirir el nuevo aparato auditivo que cuesta más de 300 mil pesos.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 2 de agosto del 2021.- Ariana Sofía Paredes García tiene 18 años de edad y padece de sordera bilateral profunda, por lo que para poder escuchar depende de un implante coclear. El primero lo recibió a los 5 años, pero hace un mes dejó de funcionar, por lo que ahora se encuentra costurando y vendiendo camas de perros para poder pagar un nuevo aparato auditivo.
Su madre, la señora Graciela García Benítez, relató que deben juntar más de 300 mil pesos para pagarlo y con la pandemia del Covid-19 se ha hecho más complicado, pues no pueden realizar eventos masivos para recaudar el dinero.
Además de la venta de camas, recurrieron a la fundación Amar Oír para recibir donaciones y para transparentar el dinero que se recaude para esta causa.
“El precio del implante es en dólares, así que cada día aumenta más el precio, por ahora son alrededor de 300 mil pesos que debemos pagar. No tenemos fecha límite para pagarlo, se hará el cambio hasta que juntemos el dinero. La fundación abre una cuenta a nombre del niño o niña y lo de la venta de camas lo manejo sólo yo y depósito directo a la cuenta”, comentó.
Sofía – como le llaman en casa- logró mejorar su calidad de vida con el primer implante coclear, por lo que estudia danza y está a un año de graduarse del Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA).
Próximamente iniciará el tercero de preparatoria, esto le ha costado un poco más de esfuerzo que a los demás porque también tiene trastorno de déficit de atención e hiperactividad. La pandemia se sumó como un obstáculo más en su formación académica, sin embargo, su madre Graciela permanece junto a ella para apoyarla.
“Yo tomo las clases en línea con ella, tanto de prepa como de danza; creo que me graduaré otra vez- dijo entre risas- , entiendo que a sus maestros con tantos grupos que tienen se les pasa escribir la tarea y pues ella no escucha”.
“Con las clases en línea le cuesta más trabajo comprender, antes cuando funcionaba aún su aparato auditivo escuchaba más distorsionadas las clases. Muchas de sus compañeras nos apoyan y avisan que hay examen o que dejaron tarea. Ahora por celular (los estudiantes) usan abreviaciones y hasta los insultos debo enseñarle. Una como mamá se pasa a infartar, pero debemos enseñarle para que se pueda defender”, comentó la señora Graciela.
Sofía no es la única en su familia con esta discapacidad. Tiene un hermanito de 11 años, se llama José Luis, quien al igual que ella tiene sordera profunda y depende de un implante coclear para escuchar. Graciela desconoce qué causó que su hija e hijo tengan el mismo padecimiento, pues se ha hecho exámenes para saber si ella tiene alguna condición genética.
A diferencia de la joven, José Luis dejó temporalmente la escuela debido a que Graciela no tiene el tiempo suficiente para ayudarlo. Otra cuestión es que al recibir más grande el implante coclear, sus habilidades de lenguaje aún no están plenamente desarrolladas.
Para poder ayudarlo, su madre decidió certificarse como educadora del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y seguir el programa en casa, al menos hasta que logre desarrollar la comprensión lectora e iniciar la secundaria.
“José Luis no tiene problemas de comprensión, a él si le di de baja este ciclo escolar porque yo no puedo ayudarlo porque o veo a Sofí o veo las clases de Televisión con él y en las transmisiones en vivo con sus maestros, no puedo dividirme en dos; entonces me uní al INEA y sigo el reglamento de lo que deben aprender ahora en quinto año y eso estamos haciendo. Fue por nuestro bien mental. Él sabe sumar, restar, leer y hablar, pero aún le cuesta la comprensión lectora”, detalló Graciela.
Buscarán visibilizar las necesidades de la población con discapacidad auditiva.
Antes de la pandemia del Covid-19, Graciela junto con otras madres y padres cuyas hijas e hijos tienen discapacidad auditiva, se estaban organizando para realizar marchas y exigir apoyo de los tres niveles de gobierno para poder regular el precio de los implantes cocleares.
El costo de estos aparatos es en dólares, situación que los deja en desventaja y por la que muchas personas deciden dejar de utilizarlo.
“Antes de la pandemia queríamos hacer marchas o que nos hagan caso porque estamos en desventaja, queremos que se regulen los precios de los implantes porque son en dólares. Hay muchas mamás que dejan todo lo que avanzaron porque no lo pueden seguir pagando cuando el equipo ya no funciona más”, lamentó.
En México, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 6 millones 179 mil 890 personas tienen alguna discapacidad, de las cuales el 21. 9 por ciento depende de un auxiliar auditivo para escuchar.
Como Sofía y José Luis existen otros miles de casos en los que las niñas y los niños no pueden alcanzar una calidad de vida digna, debido a que no pueden pagar las operaciones y tecnología auditiva.
*Si deseas apoyar a Sofía puedes adquirir una cama para perro por 100 pesos vía WhatsApp al teléfono 999 502 1915 o en la página de Facebook «Para poder escucharte más».