El restaurante que tendrá que cerrar porque Sisal ahora es Pueblo Mágico
Cuando Sisal recibió el nombramiento a petición de las autoridades turísticas, en cuestión de días El Comanche recibió la noticia de que la renta subiría abruptamente a 25 mil pesos al mes, pues el local se usará para un nuevo negocio.
Ahora que es Pueblo Mágico, las empresas obtendrán importantes ganancias con la explotación de los recursos naturales, el acaparamiento de las tierras y el aprovechamiento de la identidad y la cultura que no les pertenece. Por su parte, los pobladores se quedarán con empleos precarizados.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 20 de julio de 2021.- Desde antes del bullicio de la mercadotecnia vacía, el puerto de Sisal es de mis favoritos, no sólo por la belleza de sus playas y la tranquilidad que inspira, sino porque se come delicioso en El Comanche, un restaurante familiar que evoca tradición y arraigo entre los habitantes y que, lamentablemente, tendrá que cerrar sus puertas ahora que esa comunidad tiene la etiqueta de Pueblo Mágico.
Es el restaurante predilecto de muchos de los asiduos visitantes, de turistas que llegaron por primera vez y de los jóvenes de todo el país que estudian en el puerto. El establecimiento cobró fama en los últimos años por sus exquisitos y económicos platillos de mar, el ameno servicio del personal, sus coloridos murales y porque se ubica a una cuadra de la playa.
Los trabajadores de El Comanche me contaron que cuando Sisal fue designado Pueblo Mágico a petición de las autoridades turísticas de Yucatán, en cuestión de días recibieron la noticia de que la renta del local subiría abruptamente de 5 mil a 25 mil pesos al mes.
Una empresa cervecera es la dueña del inmueble y ahora, con la expectativa de llegada de miles de turistas al puerto, quiere seguir haciéndose millonaria con un nuevo negocio. Por eso lo más fácil fue ahogar a los dueños del restaurante con una renta impagable.
Se rumora que la compañía quiere convertir el lugar en una tienda de conveniencia, de esas que venden lo que sea las 24 horas del día, o quizás lanzar un restaurante de lujo para los nuevos turistas que “descubrirán” Sisal.
Mientras tanto, con el cierre de El Comanche se perderá al menos una decena de empleos y por más que los dueños buscan otros espacios para rentar, todos prácticamente están ocupados por los inversionistas privados que ya frotan sus manos para instalarse en el puerto. Otros sitios igual cobran arrendamientos elevados ante el “boom” turístico que se espera.
La gente de Sisal está molesta con el nombramiento de Pueblo Mágico porque nunca se le consultó si está a favor del cambio radical que se avecina, en el que como siempre, las empresas y los empresarios obtendrán importantes ganancias con la explotación de los recursos naturales, el acaparamiento de las tierras y el aprovechamiento de la identidad y la cultura que no les pertenece.
A cambio, los pobladores obtendrán empleos precarizados que no alcanzan para sobrevivir, como siempre sucede en aquellos destinos que las autoridades presumen por contar con esa etiqueta turística.
Los visitantes llegarán al puerto en multitudes y las ganancias se concentrarán en las mismas compañías de siempre, las que tienen el capital suficiente para levantar hoteles, restaurantes y otros negocios que en poco tiempo aplastan a aquellos comercios locales que durante años han luchado para sostenerse.
Lo que sucedió con El Comanche genera preocupación, pues entre los propios habitantes se habla de que con el nombramiento también subieron las tarifas eléctricas en el puerto, hay zonas en la playa en las que los “dueños” ya no les permiten ingresar, y el riesgo de la contaminación de los humedales y la costa con la instalación de complejos turísticos está latente.
Le mercantilización de la identidad de Sisal únicamente beneficiará a aquellos sectores de la sociedad que cuentan con la capacidad económica para aprovecharse del destino y por supuesto, las ganancias serán para las elites que invierten en éste. Poco a poco, los pobladores se sentirán excluidos de su territorio y la brecha de desigualdad económica crecerá.
El turismo es un detonador prioritario de la economía de Yucatán, pero se requieren políticas públicas en las que se tomen en cuenta a los habitantes de los “nuevos destinos” que serán impactados, en vez de repetir las mismas estrategias de consumo en las que se abre el camino a los amigos empresarios que quieren devorarlo todo.
En El Comanche se prepara el más delicioso strogonoff de camarones que he probado en la costa yucateca, por lo que les recomiendo que vayan a disfrurarlo antes del domingo 25 de julio, último día que abrirá las puertas a clientes y turistas. Si gustan, que inviten a Michelle Fridman y a Miguel Torruco.