Jóvenes, de carne de cañón en las campañas a “culpables” de los contagios
Dichos y hechos: Resulta lamentable que ahora que finalizaron las campañas, las autoridades estatales salgan a estigmatizar a los jóvenes ante el el aumento abrupto de contagios de Covid-19. Culparlos del brote no sólo es injusto, es despiadado.
Por Herbeth Escalante*
Mérida, Yucatán, 9 de junio de 2021.- En la campaña electoral que acaba de concluir, en sólo dos ocasiones tocaron en la puerta de mi casa para pedir el voto. En ambas, las brigadas estaban conformadas por jóvenes, quienes por horas y durante más de 50 días recorrieron las calles de la ciudad para hacer el trabajo duro a favor de las candidatas y los candidatos.
En la primera ocasión, una joven y otro muchacho me entregaron un folleto con información del panista Renán Barrera Concha y me preguntaron si tenía alguna propuesta para enviarle. Iban solos, sudados, se les veía cansados, y a pesar de la hora, siguieron caminando casa por casa. El candidato no iba con ellos.
En la otra ocasión, el abanderado de Morena por el distrito IV local, Félix Novelo Coello, platicó unos segundos conmigo, rodeado de jóvenes que lo apoyaron en el volanteo. Era muy temprano y se les veía emocionados, tocando las puertas de los vecinos y cargando bocinas portátiles con el jingle del partido.
Todos los vimos en las esquinas ondeando las banderas, entregando volantes entre los automovilistas bajo el sol y hasta repartiendo despensas, como se lo ordenaron sus jefes.
Además, en redes sociales circularon decenas y decenas de fotografías de las caminatas, mítines y eventos masivos que todos los partidos políticos organizaron, sin importarles los riesgos de contagio de Covid-19, en donde los jóvenes estuvieron siempre ahí, ayudando con la logística, el acarreo y la chamba pesada.
Hubieron candidatos que organizaron foros con ellos para “escuchar sus demandas” y motivarlos a que participen en la jornada electoral del 6 de junio y así, “fortalecer la democracia”. Por supuesto, también coquetearon con aquellos jóvenes que votarían por primera vez.
En síntesis, como en cada proceso electoral, las y los jóvenes fueron carne de cañón en las campañas de los partidos. Ellas y ellos aceptaron por necesidad, para ganar algunos pesos de sueldo durante dos meses; quizás porque se esperanzaron en que podrían conseguir un empleo si su candidato ganaba; o talvez porque creen en el proyecto o la ideología de los partidos. Todos esos argumentos son válidos.
Por eso resulta lamentable que ahora que finalizaron las campañas, las autoridades estatales salgan a estigmatizar a los jóvenes ante el aumento abrupto de contagios de Covid-19 de los últimos días. Culparlos del brote no sólo es injusto, es despiadado.
El secretario de Salud, Mauricio Sauri Vivas, no tuvo empacho en asegurar que los jóvenes “contribuyeron” al 70.2 por ciento de los contagios y que, debido a su comportamiento, sus familiares terminan hospitalizados o muertos. Graves acusaciones, pues al estigmatizar a este sector poblacional se olvida de sus omisiones como funcionario.
¿En dónde estaba el secretario de Salud cuando el PAN, el PRI, Morena y los otros partidos realizaron eventos masivos de campañas en Motul, en Progreso y en parques de Mérida? ¿En dónde estaban las autoridades sanitarias cuando se llevaron a cabo conciertos de cierre de campaña con cientos de personas a pesar de que esos espectáculos están prohibidos en la pandemia? Se hicieron de la vista gorda.
Cada día, en las últimas semanas de campaña, se informó en el parte médico que los casos positivos de Covid-19 iban en aumento. Al respecto, el propio gobernador Mauricio Vila Dosal declaró que no hay que caer en alarma y señaló que es algo que está sucediendo en todas partes del mundo porque la gente se descuida al recibir la vacuna.
Al ser cuestionado sobre los eventos multitudinarios en la campaña, se limitó a decir que las autoridades electorales no les avisaron de éstos y que como Gobierno no pueden multar a los partidos. Y bueno, los actos masivos siguieron y los contagios también.
A estas alturas no se puede negar que los actos proselitistas de los últimos dos meses influyeron en el aumento de contagios. Todos tienen que asumir su responsabilidad… culpar a los jóvenes y regañarlos en público es lavarse la manos.