Tania denunció a su pareja, un policía que la golpeó y amenazó con matarla
La mujer, quien está embarazada, acusó al elemento de la SSP de golpearla y amenazarla con un cuchillo. La cuidaron sus amistades, no la Policía.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 16 de abril del 2021.- Como a cientos de mujeres en Yucatán, a Tania Libertad Pastor Ramos la cuidaron sus amigos, no la Policía. El pasado 13 de abril, la joven de 20 años vivió violencia física por parte de su pareja Edward Mauriel C.F., un policía tercero del sector oriente. La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) tenía conocimiento previo de la conducta violenta de este elemento y nunca lo dio de baja.
La violencia que vivió la joven escaló de la psicológica a la física y se recrudeció cuando le dio la noticia a Edward de que está embarazada. Sin embargo, ella no quería que su hija creciera en un lugar donde se naturalice las agresiones, el alcohol y las drogas.
“Lo único que quería era apoyarlo y ese día le pedí que se fuera, que necesitaba paz y tranquilidad. Él estaba tomando y con el mismo cuchillo que abrió las caguamas me amenazó. También con el mismo cuchillo empezó a decirme que, si yo quería, se mataba. Tengo un grupo de WhatsApp y lo que hice fue escribir `Mauriel tiene un cuchillo, me está amenazando, si no escribo en 5 minutos llamen a la Policía´», relató.
Tania intentó salir de casa, pero Edward se paró en la puerta para impedir que se fuera y le arrebató el teléfono. En ese momento, alcanzó a refugiarse en el cuarto, al que finalmente él logró entrar.
Y aunque pidió ayuda a gritos por la ventana, los vecinos no intervinieron, cree que porque estaban tan acostumbrados a escucharlos pelear que ya no les preocupaba. En ese momento, ella fue sometida por la espalda, se dobló para proteger su embarazo, por lo que Edward la mordió en el cuello y la jaló del cabello.
Después de unos momentos de ser agredida, Tania pudo salir a la calle y llamó al 911, pero la fuerza de su pareja era más y terminó metiéndola de nuevo a la casa.
«Me volví a meter al cuarto para cerrar, pero como se partió la chapa ya no cerraba, me azotó contra la pared, intenté ahorcarlo para defenderme, pero como estaba sometida no pude. Me tumbo a la cama se subió encima de mí y me siguió ahorcando, si no llegaban mis amigos no sé qué me iba a matar. Ellos azotaron la puerta y cuando vieron cómo estaba, llamaron otra vez a la Policía”, explicó entre lágrimas.
El pacto patriarcal de la SSP
A casa de Tania llegaron cinco unidades de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), todos los elementos eran hombres, ninguna mujer. Al menos cuatro de ellos conocían a Edward.
Desde el primer contacto cuestionaron la veracidad de sus acusaciones y a él no lo arrestaron de inmediato. De hecho, el joven pidió que se lo llevaran cuando vio que llegó la mamá de Tania y previamente había pedido un taxi para huir del lugar, pero llegó al mismo tiempo que las patrullas.
“Le llamaron a su comandante para decirle que supuestamente reporté que me amenazaron con un cuchillo. Yo sentí coraje porque en vez de sentirme segura, me hicieron sentir estúpida porque llamé. La próxima vez dejo que me maten para que hagan algo realmente y digan `pobrecita´. No había ni una sola oficial mujer, no recibí ese apoyo, llegaron como si yo fuera la culpable, como si yo le hubiera dicho que me amenázame con un cuchillo. Todo el tiempo me cuestionaron”, sentenció.
Edward insultó a la joven delante de los oficiales, pero cuando ella le respondió ellos le pidieron que se callara. A un amigo de Tania que la ayudó, lo amenazó y de nuevo los policías defendieron a su colega y acusaron a la otra persona de provocador.
Tras el ataque, la joven interpuso la denuncia correspondiente en la Fiscalía General del Estado (FGE) y se inició la carpeta de investigación 000559/2021.
Los antecedentes y la omisión de la SSP
Hace un mes y medio, a consecuencia de otra discusión, Tania pidió ayuda al 911 para que Edward se fuera de la casa. De este hecho tomó nota la Unidad de Asuntos Internos de la SSP, pero solo quedó en una llamada de atención.
La mujer reconoció que en esa ocasión no puso una denuncia porque no quería perjudicarlo en su empleo. También, durante el año y medio que estuvieron juntos, lo apoyó para que dejara el alcohol y las drogas.
Sin embargo, a tres meses de que nazca su hija y luego de muchos intentos de pedirle que cambie, al grado de que le ofreció pagarle un centro de rehabilitación buscando un empleo extra, la única solución posible era separarse.
Es importante señalar que Tania también es policía, trabaja en la Policía Municipal de Mérida (PMM) y esa fue una de las razones por las que decidió hablar, ya que desea justicia y una vida libre de violencia para ella y su hija.
“Que tranquilidad puedo sentir con un servidor público que golpea a su pareja estando embarazada, que tiene vicios, que tiene problemas mentales. No sé qué están haciendo la SSP contratando a personas que no están aptas psicológicamente, porque le hicieron un examen para ver si podía tener armas y no lo pasó, no sé porque no le dieron de baja ni por qué no le hicieron el toxicológico, porque consume drogas”, puntualizó.