La odisea para dar clases en línea de una maestra con debilidad visual
La profesora Mercy enfrenta burlas en la escuela, así como trabas por parte del sindicato y la Segey. Además, tiene que pagarle a otra maestra para que le ayude con las clases.
Por Claudia Arriaga.
Mérida, Yucatán, 5 de febrero del 2021.- Mercy del Socorro Novelo Yeh tiene más de 33 años de experiencia dando clases en educación especial, es maestra de la Unidad de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y actualmente trabaja en la escuela primaria “Elvira Parra Ávila”. Sin embargo, hace más de un año perdió la vista parcialmente, por lo que para dar clases en línea y no perder su base, debe pagarle a otra profesora para que la ayude.
Además, la pérdida de visión que sufrió es gradual y es una consecuencia del estrés al que fue sometida, pues aseguró que desde que inició en esta escuela, en el 2018, fue sometida a violencia institucional a manos de la directora Genny Canul Ceballos, presuntamente por tener el estigma de ser conflictiva.
“Tengo un estigma de conflictiva porque cuando estuve en la primaria ´Distrito Federal´ el director era Miguel Rosado Peón y falsificó mi firma para enviar a un niño al Centro de Atención Múltiple. Yo no estuve de acuerdo y demandé. En el momento que pasó yo estaba de incapacidad por una fractura en la mano. La denuncia desapareció en la Fiscalía y el Jurídico de la Secretaría de Educación del Gobierno (Segey) nunca me dio respuesta”, relató.
En aquella ocasión, el enojo de Mercy no fue solo por falsificar la firma, sino porque no se respetó el periodo de prueba para que el infante pudiera adaptarse al sistema de educación pública.
Fue para las vacaciones del 2019 que despertó en tinieblas. Y a esto se le suma que previamente sufrió una caída, que la dejó dos días en coma y al menos dos semanas hospitalizadas.
“Un sábado me desperté y ya no veía nada, le pregunté a mi hijo la hora porque pensaba que era de noche, me desesperé y pedí que me llevaran al médico, me dijeron que fue la presión y el estrés. El médico de la clínica del IMSS de la 59 me envió al Hospital Juárez y me dijeron que perdí la vista por la presión muy alta. Después con un tratamiento recuperé la vista, pero me detectaron cataratas, lo que ahora me impide que vea al cien”, lamentó.
El 14 enero del 2020 sería operada de las cataratas, pero debido a que tenía las plaquetas bajas no pudo ser intervenida. Luego inició la pandemia del Covid-19 y le negaron la atención médica.
Mercy no desea dejar de trabajar, solo necesita tiempo para que existan las condiciones y pueda someterse a la cirugía, posteriormente desea regresar a su centro laboral.
En tanto, se encuentra luchando por un cambio de funciones para tener un nuevo encargo en el que se desempeñe adecuadamente, por lo que tramitó un amparo federal para obtener el diagnóstico actualizado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en pandemia. El fallo resultó a su favor y con ayuda de la Comisión de Arbitraje Médico de Yucatán (Codamedy) logró este paso.
Lamentablemente, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Sección 57 no la ha apoyado en este camino, ni tampoco la Segey. La única opción que le dan es tramitar su pensión anticipada, pero no es su deseo.
“Tengo que pagarle a una maestra de educación especial para que me haga el favor de comunicarse con los padres de familia, hacer las tareas y el trabajo de ayudarme a dar clases en línea… obviamente mi sueldo se va ahí. En lo que también compro mis medicinas para mis plaquetas porque no me las da el IMSS, además, tengo que ir al médico particular”, detalló Mercy.
En todo este tiempo, la maestra tuvo que soportar toda clase de humillaciones, de hecho, la directora de la escuela primaria la apodó “Catalina Creel”, con el afán de burlarse de su debilidad visual. Es gracias al conocimiento de braille y lenguaje de señas que ha podido sobrellevar esta etapa de clases virtuales.