A Natiluz la encerraron en un anexo para quitarle a su hija
Ya pasaron tres años desde que su familia la encerró bajo engaños a ese lugar que supuestamente servía para la rehabilitación de adicciones. A pesar de que ya interpuso denuncias, no ha podido recuperar a su hija Helen.
Por Claudia Arriaga.
Mérida, Yucatán 22 de diciembre del 2020.- El 17 de noviembre del 2017, a Natiluz Pérez Lara la internaron con engaños en el centro de rehabilitación contra las adicciones llamado La Gloria de Santa Isabel, ubicado en el municipio de Kanasín. Los responsables de esta acción fueron su padre Javier Pérez Hernández y su tía Gabriela Hernández, pues su objetivo era quedarse con su hija Helen Pérez Lara.
Esa noche, Gabriela, quien es hermanastra de su papá, pero con quien no tiene ningún otro lazo familiar, la citó bajo el puente de Xmatkui. Le dijo que le había conseguido un trabajo decorando la fiesta de una diputada y le insistió en que llevara a la pequeña consigo.
“Me fue a buscar Gabriela y su pareja Esteban García Olivares, llegamos a lo que se supone era la hacienda, me pidieron que me baje a preguntar de quién era la fiesta. Entré a un cuarto donde vi a muchas chavas sentadas en el suelo y a una en una mesa. Me respondieron que no había nada y cuando intenté salir de ahí todas me sujetaron de las manos, cerraron la puerta y pusieron candado”, relató.
En ese momento se le acercó la responsable del lugar, también conocida como “La Madrina”. Se trata de Deisy Batún, quien le pidió que se tranquilice o las demás jóvenes la golpearían. Natiluz intentó confrontarla, pero de poco sirvió. “Le dije que me dejara ir o la denunciaría, pero solo se reía de mí”, comentó.
La joven permaneció dos meses en ese lugar e intentó huir en tres ocasiones. La primera no lo logró, pero se aprendió las calles y el camino. En aquella ocasión aprovechó que la sacaron a bañar y se había preparado para escapar, se puso tres pantalones porque tendría que escalar un muro con vidrios y una montaña de basura, llegó hasta casa de un vecino que no creyó su historia y prácticamente la entregó de nuevo a sus captores. La castigaron dejándola sin dormir y con 3 mil lagartijas.
La tercera vez, no lo hizo sola y huyó junto con otras tres jóvenes, forzaron una ventana por la que salieron y escaló de nuevo el muro con vidrios y la basura.
“Entramos a una casa abandonada, subimos al techo como cuatro horas, tenía mucho miedo que nos descubrieran porque dejamos marcas de sangre en los barandales. A la media hora que estábamos ahí, pasaron los “padrinos” en motos y escuché que seguro andábamos cerca; sentí la necesidad de aventarme porque yo no podía regresar, tenía que ir a denunciarlos”, relató.
A las 9 de la noche que bajaron del techo, fueron a casa de la suegra de una de las jóvenes, ya en el lugar, la señora, que ahora es su testigo, se comunicó con su esposo Orlando. Al día siguiente él fue a buscarla y el 14 de febrero, cuatro días después que huyó, interpuso la denuncia 805/2018 por privación ilegal de la libertad en la Fiscalía General del Estado (FGE).
Sin embargo, fue durante ese mismo trámite que le informaron que también tendría que ir a comparecer a la unidad responsable del protocolo Amber y Alba, ya que el 17 de noviembre, cuando ella y su hija no regresaron a casa, su esposo interpuso una denuncia por la desaparición de ambas.
Esa fue la primera vez que, tras escapar del anexo donde la mantuvieron privada de su libertad, se encontró de frente con sus orquestadores, su papá, su tía Gabriela Hernández y su pareja Esteban García. En ese momento, ella solo atino a gritar que eran los responsables de su desaparición y el de su hija.
En marzo del 2018, su papá Javier Pérez interpuso un juicio por la guarda y custodia de la menor. Natiluz cumplió con todos los exámenes psicológicos, aportó pruebas y tuvo como testigos a la custodia del anexo, a la expareja de su papá, a la señora que la ayudó cuando escapó y otras personas para las que trabajó por años, quería comprobar que jamás consumió ninguna sustancia ilícita, ni alcohol.
En tanto, la jueza determinó que Helen debería permanecer bajo la custodia de su padre y ella tendría derecho a visitas supervisadas, las cuales no se cumplieron a cabalidad. Lamentablemente, la siguiente audiencia para definir la situación de la menor no se llevó a cabo porque falleció Javier, la parte demandante.
A Natiluz lo que más le preocupa es que Gabriela Hernández se niega a regresarle a su hija. Ante esta situación interpuso una denuncia e inició la carpeta de investigación 29361/2020, por la retención de la menor. Además, dijo, en la misma casa donde vive y que se encuentra en la colonia Miguel Alemán, funciona como asilo clandestinamente.
“Yo no sé porque esta persona que no tiene ningún parentesco conmigo retiene a mi hija y la autoridad no está haciendo nada, temo por ella, con lo que ya me hicieron está claro no está bien de la cabeza. Mi hija está en una casa que es un asilo clandestino, hay medicamentos que no son permitidos para menores y también personas con problemas mentales”, señaló.
¿Qué hay detrás del anexo La Gloria de Santa Isabel?
Desde el 2009, este controversial centro de rehabilitación contra las adicciones se vio involucrado en denuncias por maltrato, ya que sometía a las personas que albergaba a terapias violentas.
En lo que refiere a la responsable del lugar, Daisy Batún, en el 2018 fue candidata a diputada local por el distrito VI de Morena, el Partido del Trabajo y Encuentro Social. Sin embargo, ha sido evidenciada por estas irregularidades a través de notas de prensa, y Natiluz la acusó ante la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (Ceeav).
El lugar cerró en el 2019, poco después que un joven falleciera por el síndrome de abstinencia. Se desconoce por qué a pesar de las denuncias e investigaciones, la responsable del anexo y sus cómplices continúan en libertad. (Foto de archivo)