A un año de la explosión, Seidy y sus nietos viven con miedo
Hace un año, perdió su vivienda tras la explosión de un predio en donde se almacenada pirotecnia. Sus nietos sobrevivieron, pero aún hay secuelas en su vida.
Por Claudia Arriaga.
Mérida, Yucatán, 21 de diciembre del 2020.- La noche del 31 de diciembre del año pasado, Seidy Leticia Poot Dzul perdió su hogar en medio de una explosión que inició con la casa del vecino de a lado en Kanasín, en donde se almacenaba pirotecnia. A pesar del tiempo transcurrido, ella y su familia aún viven las secuelas de aquel día. Ahora, el miedo es el único sentimiento constante durante las fiestas navideñas.
“Hoy mis virgencitas que quedaron intactas cuando se cayó la pared se rompieron, vino un aire muy fuerte y se las llevó; estoy muy triste por esto, no sé qué significa o si quiere decir que ya terminó esto. Yo soy católica, yo sé que significa algo ¿qué pasará? no lo sé”, comentó.
Durante ocho meses vivió con su familia en el centro comunitario de Kanasín. Apenas en agosto, en plena pandemia, les entregaron una nueva casa construida en el mismo terreno de la tragedia. Es un poco más pequeña que la propiedad que perdió, pero al menos ya recuperó un poco de lo que tenía.
Seidy recordó que aquel día pensó lo peor, creyó que sus nietos no sobrevivirían. Fueron dos explosiones en cuestión de minutos. “En el segundo estallido cayó el cuarto, estaban dos de mis nietos y empezamos a juntar a los niños con mi hija Karen que saldría a trabajar. Mi nieto Angelito me dijo que le dolía la cabeza, estaba tan bañado en sangre que no sabíamos dónde estaba el golpe”, relató.
Las y los vecinos llegaron a la puerta de su casa, unos le decían que salga y otros que corra al patio para resguardarse. Entre el desconcierto atinó a entregar a Angelito a una vecina que se lo llevó a la ambulancia.
“Luego empezamos a escarbar con ayuda de los vecinos y apareció Jesús Emanuel o “Bebé”, como nosotros le decimos. Tenía apenas dos meses de nacido, es de octubre y ahora ya cumplió más de un año”, comentó.
Seidy no sabe si fue a consecuencia del golpe por la explosión, pero Jesús Emmanuel “Bebé” está a la espera de que pase la pandemia para ser sometido a cirugía, pues le extirparán un riñón.
Por fortuna, de la familia de Seidy nadie perdió la vida, pero en el caso del vecino que almacenaba la pirotecnia, falleció un joven que respondía al nombre de Miguel Antonio Castillo Cervantes.
Seidy dijo que no necesita ninguna clase de ayuda, con lo que tiene se encuentra satisfecha. En cambio, para su hija Karen la situación es diferente, ella es mamá y papá de Angelito, Emmanuel y Maggy, los tres pequeños que se encontraban en casa el día de la explosión.
Necesita apoyo para los traslados a las consultas médicas de su hijo Bebé, pues, aunque trabaja, el dinero no siempre es suficiente.
En un mes donde los fuegos artificiales “engalanan” las festividades, Seydi exhortó a las personas a evitar usarlos. “No vendan, no jueguen con eso, es algo serio, tengan precaución, no lo manejen, si es por vender hay otros tipos de trabajo”, puntualizó.