Norma y el vacío repentino en la pandemia
“El Covid-19 nos ha quitado mucho, nos ha quitado el abrazo, el beso y el consuelo de nuestros seres queridos”, lamentó su hermana.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 29 de octubre del 2020.- La última vez que Rosy Chi Che vio a su hermana Norma, fue justo una semana antes de que perdiera la vida a causa de Covid-19. Había pasado un mes sin verse debido a pandemia y decidieron comer juntas, pero lo que ninguna de ellas sabía es que este encuentro sería su despedida.
En Yucatán, desde el 4 de abril que se registró la primera muerte por coronavirus en Yucatán, y hasta ayer miércoles, 2 mil 499 personas han fallecido por este mortal virus. Lamentablemente, estas cifras no reflejan la realidad de lo que representa cada pérdida humana.
Norma era hija, hermana, madre, esposa y amiga. El vacío que dejó en la vida de sus seres queridos en medio de la nueva normalidad y que los obligó a dejarla ir repentinamente, no se dimensiona con los partes médicos que ofrece la Secretaría de Salud todas las tardes.
“De repente se sintió mal y pasaron unos días y falleció. Mi mamá se ha visto mal, está muy triste no lo acepta; cuando le avisaron que falleció empezó a golpear su cabeza contra la pared, dijo que no puede ser que su hija se haya ido antes que ella”, relató Rosy
Para ella, su hermana sigue presente, dejarla ir ha sido difícil para toda la familia. Y hasta el día de hoy, su familia la recuerda por su característica sonrisa. Además, era una mujer emprendedora, una pequeña comerciante que inició una tienda.
“Yo viajaba mucho con ella y a veces me hago a la idea de que está en su casa o en la tienda, pero reacciono y me doy cuenta que ya no está con nosotros”, narró.
La última semana de vida, Norma estuvo internada en el hospital General Regional Ignacio García Téllez del IMSS. Exactamente, el 30 de junio que perdió la batalla contra el Covid-19, habían pasado 22 días de la Primera Ola de reactivación económica de Yucatán y casi dos meses de confinamiento en el estado.
En la última conversación de las hermanas, Norma comentó que tenía miedo al coronavirus, pensaba que no la libraría. “Decía que si le llega a dar, se moriría porque tenía hipertensión, azúcar, tiroides y glaucoma”, contó Rosy.
Cabe mencionar que el primer médico con el que consultó le recetó antibióticos para el malestar y una segunda opinión médica le diagnosticó dengue, por lo que le pidió suspender la medicación. Desafortunadamente, cinco días después su cuerpo ya no resistió y fue ingresada al hospital con una oxigenación de 15 por ciento en la sangre.
También Rosy contrajo Covid-19 y confesó que tras vivirlo, no se lo desea ni a su peor enemigo. “El dolor, el cansancio y la pérdida de apetito son fatales”, comentó.
En México, hasta el día de hoy, han muerto 90 mil 309 personas, número que impacta, pues representan la misma cantidad de intempestivas de quienes tuvieron que decir adiós, muchos sin un último abrazo.
“La pandemia nos ha quitado mucho, nos ha quitado el abrazo, el beso y el consuelo de nuestros seres queridos”, lamentó Rosy.