Santos, el joven yucateco que murió en el desierto
Fue engañado por un “pollero” de Oxkutzcab que le cobró 170 mil pesos para “cruzarlo” a Estados Unidos, pero lo abandonaron en el desierto, falleció deshidratado.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 17 de septiembre del 2020.- Santos Uriel Cauich Pinto tenía 17 años, era originario del municipio de Oxkutzcab y el próximo 25 de octubre cumpliría la mayoría de edad. Su sueño era celebrar su cumpleaños en Estados Unidos, por lo que como cientos de mexicanos emprendió el camino para cruzar la frontera, pero lamentablemente no lo logró, falleció en el desierto de Sonora.
Antes de morir por deshidratación, usó sus últimas fuerzas para llamarle a su madre Berenice Del Rocío Pinto Balam para pedirle ayuda.
“El 15 de agosto fue la última vez que escuché su voz, él me habló diciéndome que quería agua, que tenía sed y yo fui a apurar a esa gente (a los polleros) y me dijeron que irían por él, pero nunca lo hicieron. El martes (18 de agosto) en la madrugada me dijeron que falleció y yo les dije que no puede ser ¡Si yo fui a pedirles que lo ayuden!”, relató entre lágrimas.
A pesar de la tristeza de separarse de su hijo, meses atrás Berenice aceptó ayudarlo a cumplir su “sueño americano”. Ambos contrataron a un “pollero” de Oxkutzcab que aseguró tener contactos con otros más en la frontera para “cruzarlo”.
En total pagó 170 mil pesos, primero 25 mil pesos para el avión, luego otros 40 mil porque ya estaba cerca de la frontera y finalmente, cuando le dijeron que ya pasaría a Estados Unidos, le exigieron 105 mil pesos.
Berenice no es rica, para pagar el cruce de Santos empeñó su casa en 105 mil pesos y además pidió dinero prestado. “Me engañaron e igual a mi hijo, él se fue muy ilusionado, me decía que no sufriría porque lo pasarían en carro, pero lamentablemente no fue así, cuando llegó a una bodega había 30 personas más y les dijeron que todos irían a pata”, relató.
Aunque las llamadas son muy controladas, Santos escondía su teléfono para comunicarse con su mamá, le avisó de todo lo que ocurrió desde que llegó a la frontera.
El viaje de este joven, quien trabajaba de mesero junto con su mamá en el restaurante “Campestre Premier” de Oxkutzcab, inició el 3 de agosto y tuvo como primera parada Monterrey, Nuevo León, y de ahí al desierto de Sonora, en donde lo escondieron junto con otras personas en una bodega para luego dejarlos a su suerte.
Santos no se fue solo, del municipio partió con el primo de su mamá y con otra persona más, pero sólo uno logró cruzar a Estados Unidos y su familiar regresó a casa.
Berenice no recuerda la fecha exacta, pero fue después del 20 de agosto le hablaron de Texas para avisarle que tenían el cuerpo de su hijo con el forense. Lograron identificarlo porque traía una credencial, CURP y acta de nacimiento. “Me mandaron a Relaciones Exteriores y pregunté si era él, me dijeron que no dude que era mi hijo porque tenía la documentación”, explicó.
A Berenice le dijeron que debe pagar 143 mil pesos para la repatriación del cuerpo de su hijo, sin embargo, ha exigido una foto del joven para asegurarse. “Yo les estoy pidiendo una foto para ver si es él, yo quiero verlo, pero dicen que no se puede”, lamentó.
La muerte de Santos se suma a la de cientos de mexicano y migrantes centroamericanos, quienes debido a la falta de oportunidades siguen en la búsqueda del “sueño americano”
En el 2019, se registraron 800 decesos de hombres, mujeres, niñas y niños que intentaron cruzar la frontera por ríos, desiertos y territorios remotos, de acuerdo con datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP por su sigla en inglés) que fueron compilados en el Centro de Análisis de Datos de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
En específico, 171 perdieron la vida en esta parte de la frontera en 2019, lo que representa un aumento del 29 por ciento en comparación al 2018, cuando se documentaron 133 casos.