Los Montejo y Monumento a las Haciendas, culto al racismo
El catedrático Antonio Salgado Borge declaró que a través de esas estatuas se está mandando un mensaje del tipo de estructura social que tenemos y en ese sentido, está implicando reconocer y admirar a figuras racistas.
“Exaltan o están encumbrando a personajes que, bajo la mirada de este tiempo, son claramente racistas, pero que además eran esclavistas, torturadores, asesinos. Me parece que rendirle homenaje a figuras que encarnan este tipo de acciones no puede ser visto más que como un culto al racismo”, sostuvo.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 16 de junio de 2020.- En el contexto de la ola anti-racista en el mundo, es momento de pensar y reflexionar el mensaje que se envía con las estatuas y monumentos que se han levantado en Mérida, muchas de las cuales, en la actualidad, son un culto al racismo.
Así lo declaró el catedrático de la Universidad de Edimburgo, Antonio Salgado Borge, quien recalcó que como ciudadanía yucateca debemos dejar de ver a esas estatuas como entes inertes e irrelevantes, porque en realidad tienen un poder simbólico muy fuerte y muestran el camino que queremos seguir o indica lo que nos representa como sociedad.
“Y a pesar de que muchos podrían decir que “no afecta” a nadie, claramente es una mentira, estamos mandando un mensaje, a través de esas estatuas, del tipo de estructura social que tenemos, el tipo de valores que compartimos, de lo que consideramos aspiracional o positivo. La idea de hacer un monumento a una figura, en particular que se haga en este tiempo, implica reconocerlo, admirarlo o tomarlo como referente”, explicó.
En ese sentido, sostuvo que la estatua a Los Montejo, instalada hace 10 años en el último día de la administración del alcalde panista César Bojórquez, justo en el Remate de Paseo de Montejo, o el Monumento a las Haciendas, ubicado en el norte de la ciudad, son símbolos del racismo.
“Exaltan o están encumbrando a personajes que, bajo la mirada de este tiempo, son claramente racistas, pero que además eran esclavistas, torturadores, asesinos. Me parece que rendirle homenaje a figuras que encarnan este tipo de acciones no puede ser visto más que como un culto al racismo”, sostuvo.
Salgado Borge dijo que en caso especifico de Los Montejo, revela el racismo acompañado de un elemento opresor con un impacto tremendo, pero además, detrás de esta estatua también confluyen intereses políticos, económicos y religiosos. Por ejemplo, el ala más conservadora del clero mira a esas figuras como civilizadoras, evangelizadoras y las que vinieron a traer una doctrina que ellos continúan admirando.
El especialista en Filosofía recalcó que esas estatuas no surgen de la nada, no aparecen por sí mismas, más bien hay grupos organizados que las promueven en alianza con políticos, lo que evidencia que su poder económico ejerce un nivel de influencia desproporcionado en los gobiernos.
“Pero no necesariamente hay un interés malévolo detrás de esos grupos, no estoy diciendo que conscientemente digan que van a hacerle un monumento a los Montejo para simbolizar su dominio sobre la población maya; pero sabemos cómo es la ideología y la parte consciente es muy pequeña, el simple hecho de tomar como referente a una figura y matizarla para volverla poco problemática, ya releva esa ideología”, abundó.
Con respecto al Monumento a las Haciendas, señaló que al hacer una reflexión sobre qué época enaltece, qué representa, en qué tiempo fue hecha y por quién, e incluso en dónde está ubicado, nos obliga a cuestionar si realmente vale la pena mantenerlo en la ciudad.
“Hace falta estudiar nuestra historia, pero también falta empatía. Claramente el Porfiriato fue una época dorada en Yucatán, pero para un puñado de personas. Y si uno tiene ascendencia de este grupo, disfrutó de lo que les dejó ese periodo de las haciendas y habrá escuchado historias maravillosas de esa élite, también tendría que ser empático con quienes vivieron en condiciones terribles para mantener el nivel de esa minoría”, enfatizó.
Salgado recordó el contexto de esclavitud en el que vivieron las y los pobladores mayas en las haciendas en el siglo XIX, que en términos humanos son inadmisibles y que hoy día nadie estaría dispuesto a aceptar, por lo que no se tendría que venerar a quienes los vejaron y que hoy día tienen ese monumento.
“Hace poco alguien me decía que si nos ponemos a analizar a los personajes de esas épocas desde nuestra perspectiva actual, nadie se merecería una estatua, pero no es así, más bien hay que distinguir las creencias de las personas de ciertos periodos y sus acciones. Una cosa era lo que pensaban en esos tiempos, y otra cosa es perseguir, violar, torturar, matar… y a ellos no hay que exaltar ni encumbrar”, agregó. (Espera la segunda parte de esta entrevista)