Yazmín luchó por su familia, quería ser libre, pero la mataron
Era una joven feliz, trabajadora, que sacó adelante a su madre e hijo. Su vida no fue nada fácil, su pareja la violentaba y por eso se separó… lamentablemente le tendió una trampa y acabó con su vida.
Por Claudia Arriaga
Mérida, Yucatán, 29 de mayo del 2020.-Era muy luchadora, alegre, te hablaba y ahorita ya te buscó amistad. Así recuerda la señora Leonarda Sansores Euán a su hija Yazmín, quien lamentablemente hace unos días se convirtió en la tercera víctima de feminicidio en Yucatán y la segunda en medio de la pandemia del Covid-19.
Su nombre completo es Ariani Yazmín Collí Sansores, tenía 21 años de edad y era la más pequeña de la familia de tres hermanas y un hermano. Y aunque la describen como una persona feliz, para esta joven la vida no fue nada fácil.
A los 15 años de edad tuvo prácticamente que hacerse responsable del cuidado del hogar, ya que su madre Leonarda estuvo ausente algunas temporadas debido al tratamiento al que se sometió por el cáncer de pulmón que padecía.
“Cuando Yazmín estaba en la secundaria, me enfermé y fui a que me operen, por lo que se quedó sola con su papá y un cuñado… ella veía la comida, atendía la tienda, nunca se dejó”, recordó Leonarda.
Con apenas 18 años de edad, Yazmín se embarazó y decidió tener a su hijo mientras cursaba la preparatoria. Incluso buscó trabajo como cerrillito en un supermercado para ahorrar dinero y ayudarse con los gastos del parto.
Para ese entonces, el papá de la joven ya había fallecido y la señora Leonarda había heredado deudas, las cuales pagaron entre ambas. “Le iba bien, compró su lavadora ¡Era muy responsable!”, platicó su madre.
Sin embargo, el machismo presente en su vida no le permitía ser una mujer plena. A los dos meses de embarazo, el padre de su hijo la agredió.
“Uno vez estaba sentada y discutió con ese muchacho y le pegó la barriga, un susto que nos dio. Me dijo “mami, me pegó”, y fuimos al centro de salud a checarla y bendito Dios estuvo bien de salud”, dijo Leonarda.
En aquella ocasión, denunciaron al agresor ante la Agencia de la Fiscalía General del Estado que se encuentra en el municipio de Umán, lugar donde se dieron los hechos, pero nadie les hizo caso. “Como no perdió el bebé dijeron que no pasó nada, puso la demanda y ya no volvió”.
Poco antes del nacimiento del niño, el padre le pidió perdón y Yazmín aceptó que regresara casa. Fue una segunda agresión el detonante para separarse.
“Vinieron a explicarle el esquema de trabajo de Mary Kay y me dijo que tenía 2 mil pesos ahorrados, por lo que iba a usar parte del dinero para poder ser socia. Pero cuando entró a la casa a buscar el dinero, el papá del niño se levantó de la hamaca y me la “pescó” en su pescuezo y escuché ruidos. La estaba ahorcando “, narró Leonarda, quien explicó que después de ese episodio violento decidió terminar la relación.
Tiempo después, Yazmín empezó a vender estos productos de belleza y logró capitalizarse, por lo que mejoró la calidad de vida de su mamá y de su hijo. Pero en el 2019, cuando fue a entregar un perfume, conoció a Gabriel Humberto, quien sería su futuro esposo y homicida.
“Cuando lo conoció, él estaba por matarse, ella lo empezó a aconsejar para que siga adelante y él siempre decía “gracias a Yazmín estoy aquí, sino no estuviera vivo”. Yo le respondía que le diera las gracias a Dios que la mandó para salvarlo”, comentó doña Leonarda.
Fue apenas hace algunos meses que la joven se casó con quien le arrebataría la vida, de hecho, fue él quien una semana antes había decido abandonar el hogar que compartían.
“Un sábado se fue y viernes vino a rogarle que regrese y ella le dijo que ya no lo soportaba, que quizás si buscaba ayuda podrían regresar. Le dijo que ya no quería nada con él, quería ser libre”, comentó la afligida madre.
Los celos y machismo de Gabriel eran insoportables. Había empezado a reclamarle y prohibirle trabajar, pues aseguraba que ella coqueteaba con las y los clientes. Ella no permitió que la siguiera ofendiendo, por eso no volvió con él.
La noche del sábado 23 de mayo, doña Leonarda esperaba a su hija en la puerta de la casa y la vio llegar en su motocicleta. Narró que Yazmín recibió una llamada para entregar un perfume en el fraccionamiento Los Colorines de Umán. Eran alrededor de las 9:30 de la noche y como nunca hacía esperar a sus clientes, fue de inmediato… no sabía que era una trampa.
Pasó una hora aproximadamente y le pidió a su hijo Edgar le marcará a su hermanita: “Dos palabras, estoy en tal número y tal lugar”.
“Me dijo, está llorando la flaca, así que agarró su moto y se fue a verla, estaba busque y busque y no la encontró, hasta que vio pasar a Gabriel Humberto y no dejó que se vaya. No le quería dar la llave de la casa donde estaban y llamó a la policía, hasta que entraron y encontraron el cuerpo de mi hija”, lamentó.
Aunque el feminicida intentó suicidarse después de cometer el crimen, no lo logró y para doña Leonarda eso se trata de justicia divina. “Dios sabe que hiciste eso, pero no hay perdón”.
Antes de partir, Yazmín cumplió tres de sus promesas: empezó su jardín, techó la terraza y la cocina, y el sábado que fue asesinada entregó, como cada fin de semana, 200 pesos a su mamá.
“Me decía, mami, usted no tiene que preocuparse ya por la comida, duerma, descanse”, finalizó la señora Leonarda, quien siempre estuvo orgullosa de su hija.